Luego de un primer capítulo bastante lento después de mucha espera, Game of Thrones nos sorprendió con una de las muertes más deseadas por los televidentes.
En medio de las celebraciones de su boda, Joffrey fue envenenado, recayendo la culpa en su carismático tío Tyrion, quien acusó al monarca de cobarde enfrente de todo el reino. Este hecho definitivamente agilizará la trama, ya que al no tener herederos ni haber consumado su matrimonio, la sucesión se complica al considerar todos los posibles candidatos y a los autoproclamados reyes que buscan King’s Landing.
Muchos protagónicos quedaron fuera en esta segunda entrega (Arya, Jon Snow y Daenerys Targaryen) dando paso así a los olvidados de la semana pasada: Bran Stark, el heredero del norte, quien continúa en viaje junto a sus dos amigos, adquiriendo mayores poderes y con una visión que lo llevará al sitio neurálgico de los problemas: la capital.
Veremos también a Stannis Baratheon junto a la malévola sacerdotisa del dios de la luz, con nuevos sacrificios y la inclusión de una carismática princesa (“la marcada”) que no se deja influenciar tan fácilmente como su madre.
La marcha de Shae nos conmovió a todos, debido a lo trágico de una injusta situación, ya que Tyrion no tuvo otra opción frente a los constantes ataques de su familia.
Por otra parte, la aparición de Theon Geryjoy fue espeluznante, no sólo por su sádico captor, sino por el cambio ejercido en un antes presumido y fuerte joven, que probablemente tiene aún mucho por ofrecernos aunque su aparente calma lo contradiga.
Sin duda, esta última entrega puso en marcha muchísimas situaciones y nuevamente veremos el descontrol ante la falta de un verdadero rey, pero conociendo el sello de esta serie, debemos estar preparados para cualquier eventualidad que venga a cambiar el destino de los personajes.
Quedan pocos días para el próximo capítulo que recibiremos llenos de interrogantes: ¿el veneno estaba en el pastel o en el vino? ¿qué papel juega el bufón que rescató a Sansa? ¿Cuál es el plan del nuevo príncipe?
Estemos atentos a lo que sucederá este domingo a las 22 hrs. por HBO.
Por fin se acabó una espera que parecía ser interminable, este domingo se dio inicio en nuestras pantallas a la tan anhelada cuarta temporada de Game of Thrones, y como era de esperarse estuvo a punto de romper todos los records de sintonía llegando a ser la segunda serie más vista en la historia del canal HBO, siendo sólo superada por el último capítulo de The Sopranos.
GOT inició su última temporada logrando 6,6 millones de espectadores (11,9 The Sopranos) y junto con ello se encargó de poner en jaque muchas de las expectativas que sus telespectadores tenían sobre una cuarta temporada mucho más bullada que las anteriores.
Con un primer capítulo bastante flojo, se sentaron las bases para lo que según sus propios actores señalaron, sería el comienzo de todo.
Con el regreso de Jaime Lannister a King’s Landing, quien al parecer seguirá siendo uno de los Lannister más perjudicado, decidido a mantener un cambio de actitud sin dejarse llevar ni siquiera por su autoritario padre, demostrando que las cosas no se le pondrán nada de fáciles para el pobre Jaime. Incluso con su adorada hermana y amante Cersei quien solía ser su más fiel aliada, hoy se dispuso a cerrarle todas las puertas. Con una renovada y aún más decidida Arya Stark, que evidentemente ya no es una niña y quien se ve decidida a tomar justicia por sus propias manos, demostrándole a su nuevo compañero que todo lo que ha vivido no será en vano. Pues ya desde el último capítulo de la temporada anterior vimos como la pequeña Stark hoy no teme mancharse las manos con sangre al momento de cobrar venganza, patentando que más que tener un rol pasivo y observador frente a los hechos que la rodea (como acostumbraba), entrará a sorprendernos con sus acciones, dejando de ser una carga y pasando a ser más de ayuda. Lo que nos indica que aquí todo puede seguir cambiando, ya que los arcos dramáticos siempre terminan siendo bastante drásticos.
Con un Jon Snow perdonado por la Guardia de los Caballeros de la Noche que se prepara para liderar la defensa de El Muro, dejando de lado un amor que hasta ahora parece imposible, evidenciando que aquí el honor es siempre lo más importante.
Con unos dragones más crecidos e indomables, khaleesi se dispone a avanzar a la última gran ciudad de esclavos y con un recién llegado príncipe Oberyn Martell a King’s Landing, que promete traerle a los Lannister más de un dolor de cabeza, Game of Thrones no logró apaciguar nuestras ansias de sangre y venganza (aunque hubiese sido curioso que todo ocurriera en un primer episodio), aumentando la intriga y prolongando la espera, ya que nuestra imaginación se vio invadida por afirmaciones que señalaban que esta temporada sería una de las más turbulentas de la serie.
Con un final de temporada que marcó un precedente en la historia de la televisión, reventando las redes sociales con comentarios de impacto, con una boda sangrienta que nos marcaría para siempre, la serie dejó la vara más que alta, es por esto que no esperamos que las cosas ahora se mantengan calmas, sino que exigimos más acción y los sucesos más dinámicos e inesperados.
Sin embargo, en este primer capítulo toda promesa se vio dilatada, entregándonos un episodio estreno completamente transitorio, lo que a mi parecer es prudente pero un poco cruel, luego de la tan explotada expectativa. De todas formas, estamos en presencia de un primer episodio que como dije sentó las bases, pues se vislumbran situaciones que (esperemos) tienen mucho que entregar, inscribiendo los arcos argumentales que nos acompañaran el resto de la temporada. De más está decir que la particular dinámica de la serie ha demostrado que siempre es mejor esperar, ya que la mayoría de las veces termina por sorprendernos, teniendo un vaivén emotivo singular y característico donde sabemos que nada sobra, y que en temporadas anteriores los capítulos transitorios sólo sirven para generar un cumulo de tensión que siempre termina por estallar en el momento menos esperado. Recordemos también, que una de las primicias de esta serie es la particular empatía que se genera con los personajes (ya sean buenos o malos) y cómo es que esta la trabaja, estando así este tipo de capítulos sumamente justificados.
Por otro lado y como dato, no podemos dejar de mencionar uno de los hechos que incumbe a nuestro país: el recién llagado a King’s Landing, príncipe Oberyn Martell (Pedro Balmaceda Pascal) tendría origines y una gran cercanía con Chile, actor que vive desde los dos años en los Estados Unidos y que alcanzó a residir ocho meses después de su nacimiento en nuestras tierras, seguiría visitándolas al menos una vez al año para ponerse al día con su padre y hermano que aún viven aquí. Sin duda, un muy buen dato para aquellos espectadores chilenos que seguramente también esperan ver rodar la cabeza de más de algún Lannister, ya que seguramente será un compatriota quién logre cobrar por fin la tan ansiada venganza. Finalmente, igual estamos contentos, una de nuestras series favorita está de vuelta y por más que esperemos y esperemos para que Daenerys Targaryen cruce finalmente el mar y llegue a King’s Landing, gozamos (y sufrimos) con las situaciones que se van dando entre medio, y para aquellos que han leído las novelas sabrán que lo que se viene es aún más sabroso de lo que se espera.
El 2011 HBO estrenó Game of Thrones, la que se convertiría en uno de sus grandes éxitos hasta la fecha, con un alcance de público extraordinario que ha llevado al equipo a hacer exposiciones alrededor del mundo con la ropa, utilería y réplicas, junto a la presencia de algunos actores para satisfacer la necesidades de sus fanáticos. Además, ha recibido varios galardones, entre los que destacan el Emmy a mejor dirección de arte, mejor vestuario, mejor edición, mejor mezcla de sonido el 2012 y a mejor maquillaje y a mejores efectos especiales el 2013. Es relevante mencionar también el Golden Globe y Emmy recibidos por Peter Dinklage como mejor actor de reparto (2011 y 2012).
Los escritores David Benioff y D.B. Weiss quisieron dar vida al mundo de fantasía creado por George R. R. Martin en su saga de siete novelas Song of Ice and Fire (Canción de hielo y fuego), en la que se representa la extrema y sangrienta lucha por el poder en una tierra pretérita en la que conviven reyes maquiavélicos, dragones, muertos vivientes y cultos extraños.
El trabajo de producción ha sido impresionante, pues para dar vida a un universo completamente nuevo tuvieron que recurrir a diversas locaciones (Irlanda, Malta, Marruecos, Islandia y Croacia, entre otras) para dar la sensación de parajes exóticos y míticos en que se entrecruza el medioevo europeo y oriental.
Así pudieron reconstruir Westeros, el continente ficitio en el que se sitúan siete reinos distintos, en cuya capital (King’s Landing) se encuentra el tan ansiado Trono de Hierro que diversos personajes buscan poseer.
De esta manera, podemos pasar desde un pueblo costero en King’s Landing (Croacia) a la majestuocidad de Yunkai y Pentos (Marruecos y Malta) hasta la amenza gélida de las tierras más allá del Muro (Islandia) en un solo episodio, otorgando maravillosos escenarios y preciosa fotografía.
El estilo es completamente cinematográfico con tomas aéreas, cuidadas escenas de guerra, acercamientos muy nítidos y cámara móvil, con una estética más bien oscura en los reinos del norte y otra más clara en los del sur, en que todos los detalles parecen previstos, con vestuarios, maquillaje, accesorios, decoraciones y comidas que nos trasladan a un mundo único en que siempre se logra la impresión de realidad (personajes sucios tras días de viaje, heridas de batalla que demoran en sanarse, variedad de lenguas y otros detalles que nos instalan en un universo paralelo muy bien construido), considerando también el increíble uso de efectos especiales que nos ayudan también a sumergirnos en la ficción.
La banda sonora, principalmente instrumental, acompaña a la perfección esta tierra algo atemporal, en especial el pegadizo tema central en que junto al mapa de los siete reinos nos hace entrar en la ilusión.
Más allá de los escenarios, una de las características que han logrado la fama internacional del programa es la mezcla de fantasía y realidad, ya que si la reserva de algunos televidentes era la magia excesiva, podemos asegurar que la humanidad de los personajes representados cala hondo en nuestra propia actualidad, más allá de que la búsqueda de ellos sea el poder, siempre podemos notar los dolores, amores, traiciones y luchas que los convierten en seres de carne y hueso con los que podemos empatizar.
Nadie es completamente bueno o malo, estableciendo una escala de grises que nos sorprenderá, con giros que nos harán comprender más de una vez el actuar despiadado de algunos individuos.
El factor sorpresa es importantísimo, no sólo por el hecho que poco a poco se revelarán misterios concernientes al Muro (aquella división creada para proteger a los ciudadanos de lo desconocido con un contingente de guardias que dan su vida en tal tarea), a Daenerys Targaryen, la última del linaje asociado a los dragones o a la secta religiosa que lentamente tomará forma, sino que por la manera abrupta en que las muertes suceden, sin que jamás las viésemos venir, muchas veces arrebatándonos a uno de nuestros favoritos.
Vemos así que estamos enfrentados a un mundo crudo y muchas veces cruel, en que el sexo, las batallas, las maquinaciones, la tortura, el dolor y la muerte son mostradas de manera directa y sin tapujos, con personajes enfrentados a los extremos probando así su verdadero espíritu, junto a otros de moral dudosa o simplemente baja en que cada cual debe intentar salvarse a sí mismo o a sus seres queridos. Esto puede en algunas ocasiones sentirse como un exceso o como una ventaja, dependiendo del gusto de cada quien.
Otra mención especial es el casting, pues cuentan con actores no demasiados famosos, muchos primerizos y en especial lo deslumbrantes que son los niños y jóvenes (Brann, Rickon, Arya y Sansa Stark, Joffrey Baratheon, entre otros) interpretando de manera muy real las contradicciones propias de la juventud.
Las evoluciones de los principales son notables, creando arcos dramáticos en los que situaciones fantásticas nos remiten a sensaciones propias de la vida contemporánea (podemos mencionar a este respecto a Cersei como una mujer falta de afectos y desesperada por la aprobación del padre, Brann como un niño que debe crecer a la fuerza, Sansa como una chiquilla consentida que descubre la crueldad del mundo y Catelyn Stark, una madre que hará todo por recuperar a su familia).
A pesar de que la historia incluye a un interminable número de personajes, el hilo narrativo no es tan complejo como parece, comenzando con Eddard “Ned” Stark, gobernante de Winterfell, quien es llamado por su amigo el rey a ser su mano derecha y se traslada a la capital junto a sus hijas para llevar de la mejor manera posible su cometido. Él se instalará como héroe principal debido a los valores y honradez que muestra en la defensa de un cansado y ebrio rey, cuya esposa le es infiel con su propio hermano. Ned irá descubriendo los entramados de este mundo lleno de intrigas, sospechas y traiciones, poniendo en jaque su posición y la de su familia, que se desintegrará e intentará desesperadamente volver a reunirse.
Tras la muerte del rey se desatará una despiadada guerra en la que todos querrán ocupar el trono, creando inesperadas alianzas, enfrentamientos y maniobras,posicionando a otros personajes que se robarán nuestro corazón y apoyo, como Daenerys Targaryen, la joven vendida por su propio hermano a una tribu de salvajes, que descubrirá el amor y la fuerza para llevar a cabo su cometido, o como Tyrion Lannister, el enano que brinda deshonor a su terrible y competitiva familia, repudiado por el padre y la sociedad, con una bondad, honestidad y sarcasmo que lo convertirá en uno de los favoritos. Por su parte, Jaime Lannister será presentado como un ser humano despreciable y descubriremos que hay más en él de lo que parece, en especial en su relación con Brienne de Tarth.
También podemos mencionar a los hijos de Ned Stark: Arya, que disfrazada de hombre huirá enfrentando todo tipo de pruebas y dolores para su corta edad y Jon Snow, el bastardo que con su carácter férreo, orgulloso y combativo, deberá luchar entre su lealtad al juramento que tomó como guardián del Muro y el llamado hacia la familia y el amor.
Podríamos estar páginas y páginas comentando a cada uno de los personajes de esta historia, hecho que nos demuestra la excelente construcción incluso de los secundarios, pero hay que considerar que este factor puede complicar la trama, con la dificultad que implica seguir y recordar tantos detalles, sobre todo con lo espaciadas que son las temporadas (casi un año), resultando algunas veces agotador, exigiendo así nuestra completa atención y memoria.
En definitiva, podemos definir Game of Thrones como una de las mejores producciones de la televisión actual, en la que se confecciona un mundo único con actuaciones impecables, personajes que amaremos y odiaremos, repleta de subtramas y misterios, en que en cualquier minuto seremos sorprendidos por un lado desconocido de algún personaje o alguna muerte imprevista con maravillosos escenarios y una ambientación que nos deslumbrará.
No se pierden el estreno de la cuarta temporada hoy a las 22 hrs. en HBO.
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